Curiosidades
Calaceite, municipio histórico
El término municipal de Calaceite está plagado de yacimientos arqueológicos, ya que durante la prehistoria el hombre habitó estas tierras dejando a su paso un rico patrimonio de pinturas rupestres. Algunos de los más importantes son las pinturas rupestres de Roca de los Moros, en el barranco del Calapatá de Cretas; las pinturas de Vallrovira y las construcciones funerarias de els Villalongs. Además de los restos prehistóricos también son abundantes los poblados íberos dentro del término municipal. No obstante, muchos de ellos fueron destruidos durante la romanización del país. El yacimiento más importante es el poblado ibérico de San Antonio, a un kilómetro de Calaceite, que fue excavado por Juan Cabré entre los años 1903 y 1919. Allí localizó tres poblaciones que denominó como Les Ombries, Els Castellans y la Torre Cremada. El poblado estuvo habitado desde el siglo V a. C. hasta el siglo III a. C., cuando llegaron los musulmanes. De esta época se han conservado algunos restos en las partidas del Molino Nuevo y del Molino Viejo en los azudes de la entrada y un pozo de noria y el molino aceitero en el Molí de la Vila. Ya en el año 1149 Calaceite fue reconquistada por el Conde Ramón Berenguer IV el cual concedió derechos señoriales a Bernat de Cambrils y que el traspasó a su hijo y su yerno. En 1271 la Orden de Calatrava obtuvo el dominio de Calaceite, además de otorgar la Carta de población en la que se concedían una serie de derechos y privilegios, con el fin de atraer pobladores al municipio. En el año 1442 Calaceite pasó a manos del obispado de Tortosa hasta el 1823. El siglo XVII fue un periodo difícil para el municipio ya que hubo guerras, enfermedades, la peste de 1625 y la Sublevación de Cataluña en la que Calaceite se mostró hostil a las tropas francocatalanas, las cuales saquearon e incendiaron la villa. A pesar de esta época de guerra y calamidades, a partir del fin de siglo se inició una reanimación y una época de transformaciones en la que se llevaron a cabo, también, diversas construcciones importantes para la población. Sin embargo esta época de prosperidad se vio sesgada con el inicio de la Guerra de Sucesión en la que Calaceite se decantó por el bando del archiduque Carlos y las fuerzas de Felipe V prendieron la villa, muriendo muchos de sus defensores y arruinando de nuevo la población. Las Guerras Carlistas también tuvieron un fuerte impacto en el municipio, al igual que la Guerra Civil, en la que hubo decenas de muertos y el incendio de los edificios religiosos y del ayuntamiento. La precaria economía de la posguerra y varias heladas precipitaron la emigración de mucha gente hacia las grandes ciudades, como Barcelona, en busca de trabajo.